Al Tribunal Electoral de Veracruz nadie lo vigila

Al Tribunal Electoral de Veracruz nadie lo vigila

DE INTERÉS PÚBLICO 

Emilio Cárdenas Escobosa 

Este 14 de diciembre se llevó a cabo la renovación de la presidencia del Tribunal Electoral de Veracruz donde el pleno de este órgano autónomo eligió en sesión privada al Magistrado Roberto Eduardo Sigala Aguilar para estar al frente durante el año 2022, con lo que concluyó sin pena ni gloria la presidencia de la magistrada Claudia Díaz Tablada al frente de ese órgano jurisdiccional. 

Quizá sería más preciso decir que concluyó con más pena que otra cosa su gestión como presidenta. Díaz Tablada durante su gestión, además de la función jurisdiccional que fue polémica por algunas de las determinaciones tomadas, particularmente el proyecto de la entonces presidenta de confirmar el triunfo en la elección municipal de Veracruz de la candidata de la alianza PAN-PRI-PRD, la panista Patricia Lobeira de Yunes, que fue rechazado por sus pares los magistrados Sigala Aguilar y Tania Celina Vázquez Muñoz, caso que está en la instancia federal para confirmar o revocar la decisión mayoritaria del pleno de anular la elección en el municipio porteño, dejó mucho que desear. 

Pero quizá lo significativo de este año de gestión de Claudia Díaz fue que no hizo otra cosa que machacar un pretendido discurso que ponía por delante, y lo mencionaba en cuanta declaración, conferencia o intervención pública tenía: el tema del combate a la violencia política en contra de las mujeres, la sororidad y la igualdad y apoyo a las féminas y a quienes se acercaran a demandar justicia ante ese Tribunal. Temas que son políticamente correctos y que durante su gestión fueron mera simulación. 

Le cuento: su insistencia en el tema de la causa de las mujeres la llevó a disponer que la papelería oficial, la imagen gráfica de la institución, la iluminación del edificio sede del TEV y todo cuanto se pudiera debía ilustrarse con los colores naranja y morado, que identifican a la lucha por la igualdad de género de las mujeres, todo lo cual –pensaría cualquier promotora o promotor de la causa femenil- estaba muy bien y más enarbolado por una mujer al frente de la presidencia del Tribunal. 

Sin embargo, esta aparente sororidad solo era para la foto y de dientes para afuera. Al interior del Tribunal fueron múltiples las quejas de trabajadoras que sufrieron malos tratos de la funcionaria y varios los casos de despidos injustificados que llevó a cabo, dejando sin empleo a mujeres que tenían más de diez años de laborar en ese órgano jurisdiccional –desde el año 2009 cuando se creó el Tribunal Electoral de Veracruz, entonces dependiente del Poder Judicial del Estado, y antes de que, tras la reforma electoral del 2014, adquiriera el rango de órgano autónomo-. Además de que pese a las medidas sanitarias en esta época del Covid poco le importaba tener en las oficinas a personal perteneciente a los grupos vulnerables, algunos de los cuales, mujeres incluidas, incluso despidió del TEV.

Se conocen los casos de trabajadoras a las que se despidió ofreciéndoles solo 20 días de indemnización tras 11 años de labores, y que debieron llegar a un acuerdo lesivo para ellas, que desde luego no consideró lo que dispone la ley en caso de despido injustificado. Se dirá que por qué no acudieron al Tribunal de Conciliación y Arbitraje a demandar al TEV, pues por la sencilla razón de que una de las magistradas que conforman ese tribunal, la magistrada Claudia Ocampo, es esposa del hoy presidente del TEV Roberto Sigala Aguilar. La consorte del presidente fue propuesta por el gobernador Cuitláhuac García en la tanda de nombramientos de magistrados del Poder Judicial que hizo el Congreso de Veracruz en marzo de este año. Lo que explicaría, dicho entre paréntesis, también el voto de Sigala en la anulación de la elección de Veracruz y su arribo como nuevo presidente del Tribunal Electoral. Está, pues, al servicio de Palacio de Gobierno. 

En el TEV se dan cosas que llaman la atención: pese a que es un organismo autónomo, la figura del contralor interno que en teoría vigila el correcto uso de los recursos públicos, que en todos los órganos constitucionales autónomos es designado por el Congreso de Veracruz, en el caso del TEV se “le olvidó” a los diputados incluirla en la reforma legal;  y más curiosa resulta la forma en que los 3 magistrados que integran el pleno se reparten las direcciones y posiciones administrativas y, cual botín, disponen del área que les tocó en el acuerdo, despidiendo empleados, engrosando la nómina con personas que no se les ve por las oficinas, entre otros detalles que acontecen. Pero lo más curioso es que desde que llegó como magistrado Roberto Sigala ha pedido y ha tenido bajo su control la dirección administrativa del Tribunal, en donde tiene despachando a la contadora María Esther Reyes González, que hasta el 2020 fungía como Tesorera de la Secretaría de Finanzas y Planeación; el área que maneja el presupuesto del TEV es el único espacio que Sigala pelea cada que cambia la presidencia. La secretaría de acuerdos que es el área sustantiva de todo órgano jurisdiccional no está entre sus prioridades. Curioso, ¿no? 

Y la magistrada Tania Vázquez no se queda atrás en cuanto a las decisiones y el trato déspota del que se quejan quienes colaboran con ella, mujeres incluidas, y recuerdan que a su llegada al TEV este año su primera decisión fue despedir a todos los colaboradores de su ponencia e incorporar a algunos empleados que “trabajan desde casa”. Así se las gastan. 

Pero como es evidente todo ello acontece porque nadie vigila al Tribunal Electoral de Veracruz. Se maneja al arbitrio de las decisiones de los magistrados que lo integran, quienes deciden sin que nadie observe algo, sobre el uso y destino del presupuesto, que para este 2022 será de 80 millones 597 mil pesos, y con absoluta discrecionalidad sobre los despidos o contrataciones del personal, las decisiones administrativas de compras, eventos, publicaciones y todo lo que usted puede imaginarse de la operación de una oficina gubernamental.  

La transparencia y la rendición de cuentas no son el fuerte de este órgano jurisdiccional. Y la respuesta a la laxitud con que actúa es más que evidente: de ellos, de las magistradas y el magistrado que lo conforman, y que ahora es el flamante presidente del TEV, depende el confirmar los triunfos electorales y resolver sin chistar lo que convenga al partido en el poder. 

Solo que sea por eso. 

jecesco@hotmail.com 

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